Tras doce años sin pisar la calzada del Puente Romano de la Ciudad de Andújar, la Cofradía Sevillana de Nuestra Señora de la Cabeza volvió a entrar de manera triunfal en las calles iliturgitanas.
Adecuadamente ataviados con traje campero y de faralaes, la nutrida comitiva iba precedida por su Simpecao verde y oro, cerrando la misma los miembros de la Junta de Gobierno, distinguibles por portar varas repujadas con insignias representativas de la Ciudad de Sevilla y de la advocación a la Virgen de la Cabeza. Como si no hubiese existido parón en el tiempo, los devotos de la Virgen de la Cabeza que abarrotaban las calles agradecían con sus gestos la presencia del Simpecao sevillano en el recorrido que llevaba hasta la misma Plaza del Ayuntamiento. La finalización del acto recordó tiempos no muy lejanos, caracterizados por un perfecto protocolo institucional, adecuado al evento que nos une.
Las 17:10 horas de la tarde del sábado de Romería es la hora establecida en el Santuario para la presentación ante la Santísima Virgen de la Cabeza de la Cofradía Sevillana. Más de doscientas personas, entre propios y extraños, participaron de manera activa en el acto que nos pone por primera vez ante la imagen de la Virgen de la Cabeza…“ahí tienes a tus hijos sevillanos”, “ahí tenéis a vuestra madre serrana”…Impetuosos vivas a la Virgen, a la ciudad de Sevilla y a la Junta de Gobierno, pusieron fin a la salutación.
Tempranamente los sones del tamboril y la gaita con eco de Casa de Cofradía dieron paso al Domingo de Romería, culmen de la fiesta grande. Modélicamente, y en lugar privilegiado, el Simpecao sevillano custodiado por un considerable grupo de hermanos y hermanas mostró su respeto a la imagen de la Virgen durante la celebración religiosa (esta vez enmarcada en el inigualable paisaje ofrecido por las inmensidades de Sierra Morena), que precede la salida procesional de la Santísima Virgen de la Cabeza. Las más de cuatro horas de recorrido llevaron las andas de la Virgen a visitar el poblado del Santuario, la Ciudad de las Carretas y las Casas de las Peñas Romeras, destacando la inauguración de la Casa de Cofradía de Huelva y de Carchelejo.
El último esfuerzo de los anderos se centró en la cuesta escalonada que da acceso a la lonja del Santuario. Allí, y con la parte trasera del manto repujado en oro y sobresaliendo la corona, se quedó fijado en la retina de todos los romeros, la sensación de no querer recogerse en su Camarín y seguir compartiendo con su hijo un momento tan extraordinario de Fe y devoción Mariana.
¡Viva la Virgen de la Cabeza!
¡Viva la Hermandad de Sevilla!
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